sábado, 9 de mayo de 2009

A la caza del tejo.-

Alguna vez se me ha escapado alguna queja a propósito de mi escaso dominio de este invento que se llama internet y sus aledaños, como la gestión del un blog. Pues bien, la entrada sobre nuestra expedición por tierras del Sorbe para localizar tejos, colgada el pasado día 5, la borré vaya usted a saber por qué.
Dicen que quien no tenga cabeza, que tenga pies, y esto es lo que me ha ocurrido á mí: que tengo que perder mi tiempo reproduciendo el texto borrado; porque inutil informático lo soy un rato, pero también soy tozudo, y si he dicho que cuelgo esta entrada, es que la cuelgo.
Y en eso estoy. Allá va.

Si alguien tiene paciencia para seguir esta bitácora, se habrá dado cuenta de que en ella cuelgo con bastante frecuencia crónicas de mis andanzas montañeras. Pero es que eso de andar por el monte es algo tan arraigado en mí como natural en las cabras, dicho siempre con el debido respeto para estos ungulados artiodáctilos.
Este sábado, día 2 de mayo, ha sido un día soleado y caluroso por esas tierras tan broncas por donde discurre el Sorbe. Tierra de pinares de repoblación (pino negro), con ejemplares de bosque autóctono relicto: chaparras, enebros y matorral de jara, romero, cantueso, tomillo, torbisco… Todo un muestrario de vegetación mediterránea que nos ha servido de entretenimiento su observación. En cuanto a los terrenos: tierras arcillosas, calizas degradadas, y pizarras en abundancia por la barranquera por donde discurre el Sorbe. Toda una lección de naturaleza para quien se para a observar un poco mientras camina.
Nuestro objetivo: localizar tejos en las inmediaciones del río. Este es el tercer intento que hacemos por estos parajes y, por fin, conseguimos nuestro objetivo al localizar un par de ellos próximos a su curso, en lugares abruptos y de difícil acceso. Los dos que localizamos están río abajo, como dos o tres kilómetros de la presa del Pozo de los Ramos. Para llegar allí hay que hacer un desnivel, barranco abajo, de unos 200 m tomando como referencia la pista que transcurre por el pinar. El acceso, por un camino abandonado, cubierto de matorral y en muy malas condiciones de tránsito.
Para llegar hasta allí tomamos un camino que sale a la izquierda de la carretera de Tamajón a Cogolludo, pasado un puente, y que nos lleva al barranco de la Hoz. Los cortes de la pista en la ladera muestran un terreno de sedimentación formando rañas (esa especie de turrón en plan bruto que es una mezcla de cantos rodados y arcillas) y algunas calizas degradadas en areniscas. En el barranco de la Hoz vemos un quejigo recién brotado. Pista adelante, dejamos a derecha e izquierda otras, hasta llegar al barranco de la Ocibia. Por este paraje observamos bosques de ribera (salicácea, álamos, alisos…), buenos ejemplares de enebro, aliagas, jara, espliego y brezo en flor, torbisco, y, en el pinar de pino negro, vemos uno de ellos que tiene una enorme excrescencia como a 4 m de altura: es como si se le hubiese desarrollado un descomunal tumor de más de tres metros de diámetro. Enorme y nunca visto otro igual. Hacemos fotos.
A las 12:34 h dejamos ya la pista e iniciamos la bajada por un camino pedregoso y cubierto de jara y matorral que nos acerca al borde del profundo valle por donde discurre el Sorbe. Es un paraje de pizarras impresionante por lo abrupto y recortado, que produce una sensación un tanto inquietante por su difícil accesibilidad. Enfrente se ven trazas de antiguos caminos en zigzag, abandonados. Según nuestro amigo Juan, que es quien sabe de estas cosas, por aquí se hicieron prospecciones con la intención de represar el río, pero que estos terrenos pizarrosos suelen tener fallas y diaclasas por donde se producen filtraciones de agua. El talud sobre el que está trazado este camino corresponde a un cerro que se llama la Tonda, donde puede verse un llamativo río de piedras que se extiende ladera abajo.
Y sí, esta vez encontramos un hermosísimo tejo abajo en el barranco. Está a pocos metros de nosotros pero resulta dificilísimo acercarse a él para medirlo, ya que el terreno no es firme y hay zarzas que dificultan el paso. Consigo llegar hasta él con riesgo de perder pie e irme ladera abajo, y mido su perímetro a un metro de altura: tiene 1,70 m de circunferencia. Luego nos acercamos al vado, imposible de transitar a causa de la fuerte corriente de agua. Justo en frente, vemos el segundo tejo, que no tiene un ramaje tan denso como el anterior, pero es pieza que también cobramos. En todo el hondón del barranco, junto al curso de agua, tomamos un tentempié antes de iniciar el regreso.
Acompañando a estas notas, dejo una foto del hermoso tejo que hemos descubierto.

2 comentarios:

  1. gracias ya lo he visto y he descubierto alguno mas un poco mas dentro de la ocibia

    ResponderEliminar
  2. Me podrías explicar un poco mejor la localización del tejo que habéis hallado???Gracias

    ResponderEliminar